Fondo Tomás Cerviá Cabrera.

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Fondo Tomás Cerviá Cabrera: historia.

UN MÉDICO EN LA HISTORIA DE CANARIAS
TOMÁS CERVIÁ CABRERA (1902-1962)Justo Hernández

No se puede entender la medicina canaria del siglo XX sin la vida y la obra de Tomás Cerviá Cabrera. Si no hubiera existido, ¿qué hubiera pasado? Cerviá pertenece al patrimonio no ya médico sino cultural y social canario. El doctor Cerviá pertenece, en, desde y a través de su condición, vocación y profesión de médico, a la historia de Canarias. Parangonando el título de la famosa obra de teatro de Robert Bolt sobre Santo Tomás Moro, A man for all seasons, bien se podría decir que Cerviá es A doctor for all seasons. La expresión no es fácil de traducir. Ha sido común trasladarla al castellano como «un hombe para la eternidad»; sin embargo, tal vez sea demasiado solemne y, desde luego, en el caso de Cerviá sería mejor traducirla como «un médico para la historia». Y así es. Cerviá pasa a la historia de Canarias por su vida y por su obra. Veámoslo.
Decía Ortega que toda biografía es una espesa urdimbre de tres elementos esenciales: la vocación, la circunstancia y el azar. Su entramado constituye la vida de una persona. Seguiremos el consejo del maestro, sin saber a ciencia cierta, muchas veces, distinguir, como en tantos terrenos de la vida, cuál sea su vocación, cuál sea su circunstancia y cuál sea su azar.
Nació Tomás Cerviá Cabrera en la Isla de San Miguel de La Palma, en su capital, el 21 de junio de 1902. Esta circunstancia, en sentido orteguiano, es clave. San Miguel de La Palma es una isla frondosa, no sólo en vegetación, sino en cultura y en intelectuales. Este hecho marcará el desarrollo del joven Tomás. Realizó los estudios primarios en la capital palmera y los secundarios en Santa Cruz de Tenerife. Terminados estos últimos, entramos en la vocación, pues se desplaza a Madrid, para estudiar medicina.
No cabe duda de que las circunstancias en Madrid es altamente provechosa. Lideran las clases letradas personalidades de alto calado, las cuales han conformado lo que Laín Entralgo ha llamado La Edad de Plata de la Cultura Española: Menéndez Pelayo un poco antes, Menéndez Pidal, Ortega, Zubiri, García Morente, Marañón, Cajal, Negrín, Madinaveitia, Simarro, Gaos, Novoa Santos, Unamuno, García Lorca, Dalí, Buñuel, Hernando, Enríquez de Salamanca, Cardenal, y un largo etc. Desde luego, es el huerto espléndidamente cultivado donde crecerá el alma de Cerviá. Pero debemos ser sinceros: este huerto serrá arrasado en las dramáticas jornadas de julio de 1936.
Termina la carrera Tomás en 1925, con buenas calificaciones. Un añomás tarde cursará las asignaturas del doctorado. Mientras es estudiante se verá muy influido por un profesor grancanario, afable y simpático, que acoge paternalmente a los canarios. Se ha formado en Alemania y maneja todos los entresijos del laboratorio como un verdadero maestro. Tiene además undon innato para crear escuela y suscitar vocaciones para su campo de investigación: la Fisiología. Es evidente que hablamos de Juan Negrín López, catedrático de Fisiología de la Universidad Central desde 1922. Se sentía tan a gusto en ese ambiente que, habiéndo sacado, renunció a la plaza de alumno interno del Hospital Clínico.
Varios años más tarde, en el fatídico 1936, defendió su tesis doctoral, titulada Estudios de la endemia tuberculosa en Santa Cruz de Tenerife. En la primera página de este texto el autor dedica su trabajo a dos médicos: el primero es Juan Negrín. Por tanto, es muy importante señalar que dentro de la Escuela de Negrín cabe incluir un discípulo más: Tomás Cerviá Cabrera. Solía don Juan dar dos escuetos consejos a sus discípulos: primero, saber idiomas, para estar al día en los conocimientos médicos; y, segundo, leer la obra de Cajal. Cerviá vivió y cumplió estos consejos a rajatabla. Y podemos acreditarlo porque ahí está su biblioteca médica, que la mejor y más completa de Canarias, contando con variadas colecciones de revistas médicas y libros en francés, inglés, alemán, portugués junto con resúmenes especializados en idiomas occidentales de revistas rusas y japonesas.
En este jugoso ambiente, le quedó meridianamente clara a Cerviá una idea central: junto al hospital asistencial debía existir un instituto de investigación, para indagar cualquier tipo de duda interesante sobre enefermos y enfermedades, ofreciendo así la ventaja de realizar grandes avances en el campo de la ciencia médica. Idea que iban a aplicar también Marañón como Jiménez Díaz y que, años más tarde, aplicaría él en Tenerife.
También por azar o vocación, no podemos saberlo, decidió enfrentarse a la peste blanca (tisis o tuberculosis), llegando a ser un afamado tisiólogo. Pero antes, durante cuatro meses de 1926 (junio, julio, agosto y septiembre) estuvo ampliando estudios en los hospitales parisinos de La Pitié y Laennec. En octubre de 1928 es nombrado médico numerario del Real Dispensario Antituberculoso. Y comienza a publicar mucho, especialmente en la revista Práctica Médica. El 6 de diciembre de 1930 ingresa como académico numerario en la Real de Medicina de Canarias, con el discurso Elementos pronósticos de la tuberculosis pulmonar. También es ese año gana por oposición la plaza de director del Dispensario Antituberculoso de Santa Cruz de Tenerife.
Llegada la guerra fratricida, quedando Canarias en el bando nacional, fue depurado. Era miembro del Partido Socialista y había dado mítines de divulgación médica en la Casa del Pueblo. Consiguió salvarse de la cárcel al ser avisado por la mujer de su colega José Gregorio Martín Herrera (1900-1984), que ya había sido ingresado en Fyffes. Fue expedientado por el Cabildo y separado como médico honorario y gratuito del Hospital de los Desamparados. También fue apartado del dispensario, aunque fue readmitido pronto, pues muchos colegas influyentes peninsulares convencieron a las autoridades del tremendo desatino que eso suponía.
Después de la Guerra Civil casó con María da Silva, viuda, mujer extraordinaria de una belleza poco común. Le dio un hijo, Tomás, que siguió la medicina, aunque falleció prematuramente.
El 8 de agosto de 1944 se inagura el Sanatorio Antituberculoso de Ofra (el actual Hospital del Tórax), lo que marca una nueva etapa en la historia de la tuberculosis en Santa Cruz de Tenerife y un nuevo aspecto de la actividad del doctor Cerviá. Con actividad infatigable va organizando varios Cursos de Tuberculosis, a los que asisten muchos profesionales canarios. También en esos asños, sus conocimientos de bioquímica -con mucha probabilidad, desarrollados junto a Negrín- le permiten impartir un curso en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de La Laguna, titulado Los procesos biológicos de la oxireducción.
A finales de esa década Cerviá es nombrado Fellow of the American College of the Chest Physicians. Más tarde conseguirá que se constituya una sección canaria de dicha sociedad. Pero los cincuenta harán cambiar la dolorosa cara de la tuberculosis: surgen los primeros antibióticos específicos contra esa terrible enfermedad. Sin embargo, esta fantástica noticia no impedirá que Cerviá deje de atender a sus enfermos tuberculosos crónicos con la atención y delicadeza de siempre.
Y ahora llegamos al clímax del horizonte vital y profesional de don Tomás: la fundación en 1955 del Instituto de Fisiología y Patología Regionales de Tenerife (IPT). Culmina así su deseo de que junto al centro hospitalario haya un competente centro de investigación. Con Cerviá como presidente, bien puede decirse que comienza La Edad de Oro de la Medicina Canaria. Con el paso del tiempo frecuentarán sus instalaciones, para impartir conferencias, los científicos más prestigiosos del mundo.
El planteamiento de cerviá es altamente sugestivo. Pretende estudiar la salud (fisiología) y la enfermedad (patología) de los canarios (regional). Insiste, en efecto, en que no debe estudiarse sólo al hombre enfermo, sino también al sano y, además, que el modo peculiar de enfermar no es el mismo en un canario (debido al clima, la geografía, la alimentación, etc.) que en una persona que vive en otro lugar con características distintas. El fermento del Instituto, junto con sus miembros, sus congresos y sus publicaciones de gran calidad, resulta colosal tanto para la ciencia como para la medicina canaria.
El lento pero progresivo declinar de la tuberculosis hace que, a finales de los cincuenta, dedique sus esfuerzos a la lucha contra la nueva enfermedad dominante: el cáncer, instalando en unas dependencias anejas al Hospital Civil medios de diagnóstico y tratamiento, incluida un bomba de cobalto. Ya en 1961, es nombrado Profesor Agregado de Patología General en la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla. Cerviá piensa, con razón, que este nombramiento podría acelerar la puesta en marcha de la futura Facultad de Medicina de la Universidad de La Laguna.
Mas los años van dejando su peso y su huella en una vida tan bien vivida, en este caso sin avisar, por lo que Cerviá no sabe que le quedano unos meses de vida. Aunque llevaba ya mucho tiempo con una coronariopatía, nunca quiso recortar su actividad. Murió trabajando, como los grandes, el 15 de julio de 1962. Basten como epílogo estas sentidas palabras suyas: mis únicos y vulgares méritos, que ni siquiera merecen tal nombre ni acaso mencionarlos, son: haber procurado conjuntar mi vocación (la Medicina) con mi destino humano (mis Islas); no haer sabido eludir nunca el cumplimiento de cualquier deber; haber tenido la inmensa fortuna de encontrar placer en la continuidad del trabajo cotidiano, procurando no perder mi sensibilidad en contacto con la realidad y el dolor, incrementando el estímulo frente a las dificultades y luchando contra la rutina y la indiferencia a que invita la lejanía y la placidez, el procurar mantener tensa siempre esa excelsa cualidad diferencial humana, que es la inquietud, y que tantas veces se marchita por raquitismo o falta de riego.

Fondo Tomás Cerviá Cabrera: responsables.

CoordinadorProf. Dr. D. Justo Pedro Hernández González.Médico. Profesor Titular (Universidad de La Laguna).
Conservadora – ArchiveraDña. Beatriz Suárez Herrera.
Vocal 1Dña. Laura Rodríguez Frías.Enfermera de salud mental.
Vocal 2Dña. Elena Acosta Rodríguez.
Vocal 3Vacante

Fondo Tomás Cerviá Cabrera: inventario.

En proceso de elaboración.

Fondo Tomás Cerviá Cabrera: consulta.

Asociación Canaria de Historia de la Profesión Enfermera (ACHPE).

Sede del Colegio Oficial de Enfermería de Santa Cruz de Tenerife.

Calle San Martín, n º 63,  38001- Santa Cruz de Tenerife.

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FAX:  822 069 795.

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